Como conocí a Tomás Minero en 1991

En el año 1989, el 23 de diciembre más exactamente, me llevaron a Mariona, como preso político.
Había pasado 15 días en la Policía de Hacienda, bajo un tratamiento de torturas, como era lo usual en esos años de dictadura militar.
Salir de la PH para Mariona dónde me juntaría con los demas compañeros presos políticos era para mí un cambio bueno, pues aunque estaría encerrado, ya no seguiría siendo torturado.
Pase tres meses ahí, tiempo en el que reorganizamos el COPPES, Comité de Presos Políticos de El Salvador, el quinto frente de lucha como decíamos.
En ese tiempo se me acercó un prisionero que hasta ese momento era visto como un preso común. El me comentó que después que el Presidente Duarte dispersó al COPPES en 1985-1986, había decidido hacerse pasar por un preso comun, para mantenerse en Mariona, para estar más cerca de su familia.
En el COPPES decidimos recibir al compañero sabiendo que en realidad era otro luchador por la justicia que ahora se reintegraba a las filas de la guerrilla.
Ese compañero era Tomas Minero.
Posteriormente, en marzo de 1991, yo salí de Mariona, con el apoyo de un equipo jurídico que se las jugaba para lograr reducirnos las acusaciones falsas que nos hacían y poder así salir de la cárcel y asi podíamos retornar al frente de guerra.
Ya en Guazapa, junto a los compañeros del mando político militar, en 1991, se planeó una operación militar contra Mariona, para rescatar a los presos políticos que estaban ahí, y que ahora incluían a compañeros como Ramón Suárez y otros militantes del Partido Comunista de El Salvador.
Hicimos tres intentos.
El primero estuvo a punto de funcionar pero una carga explosiva falló a última hora.
Después se hizo un segundo intento, a inicios de 1991 pero finalmente se logró el éxito de la operación conocida como Operación Feria, que fue una de las operaciones más finamente organizadas por la guerrilla, y que se ejecutó el 17 de junio de 1991.
Esta vez de nuevo falló el explosivo desde afuera. Pero la experiencia había demostrado que era necesario tener como alternativa explosivo desde adentro. Y esto fue lo que funcionó.
Tomasito fue uno de los que tenía como misión poner la carga desde adentro, con el compañero Eduardón, que todavía vive y está por ahí. Con esa carga se abrió la pared, el muro de Mariona y la ruta a la libertad de los presos políticos.
El compañero Ramón Suárez, estaba al mando desde adentro.
Junto a el, estaba el Compañero Omar Quintanilla, y juntos habían organizado la salida de otros presos políticos que no conocían detalles pero estaban alertas de que esa operación estaba en marcha.
Así fue como ese día 17 de junio, un número importante de presos políticos fueron liberados y junto a ellos salieron otros presos comunes que dijeron estar listos para luchar en la montaña pero que un par de meses después pidieron salir del frente porque en realidad no estaban preparados en su consciencia para esa batalla.
En ese grupo venía nuestro hermano Tomas Minero, que desde ese momento se integró a todas las tareas revolucionarias, como combatiente, hasta el día 16 de enero de 1992, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz.
Ya de regreso a la vida civil, conocí a las tías de Tomasito, que fueron quienes lo criaron y le dieron esos valores de vida con los que el luchó junto a su pueblo hasta su último día de vida.
Fue un honor conocer a Tomás Minero, luchar junto a el y acompañarlo en muchos de los momentos más difíciles de la vida de nuestro pueblo.
Seguiremos el ejemplo de Tomasito, de su compromiso, de su convicción y de su moral irreductible de luchar hasta vencer.
Compañero Tomas Minero, hasta la Victoria Siempre!

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